Aire fresco que acaricia nuestra cara, oro líquido traspasando suavemente nuestra garganta, los pies descalzos, ¿camiseta? No hace falta y, por qué no, unas aceitunas con hueso, que le demos juego al paladar.
Un balcón al parecer, no sabría decirte dónde ni cuándo, pero al aire libre, acompañado de un gran sentimiento de libertad y felicidad que, se ve interrumpida de repente por… espera espera, es una idea. Ahí va, ahí viene.
Mi mano no está sola, se siente en pleno esplendor acompañada de una fría y helada Cruzcampo. El sol brilla y hace que nuestros corazones comiencen a chorrear esencia de sur.
Un sur añorado en estos momentos que, acabo de despertar y, tras recordar el profundo sueño emergido en Andalucía, en una terracita en el barrio de Nueva Sevilla, por qué no, en la Bodeguita, salta de repente una idea a mi cabeza, la misma idea que en el sueño me tocaba del brazo y decía: sí Jesús, viaja, viaja, viaja y sobre todo viaja.
Cruzcampo en el mundo
Mientras tanto, mis pies helados en una habitación berlinesa, intentan entrar en calor aunque solo sea de refilón echando atrás el recuerdo en mi sur. Fue entonces cuando, la creatividad comenzó a volar y decidí, por qué no, comenzar a viajar. Y qué bonito eso del viajar, ¿eh? Un placentero hobby que ya comenzó a florecer hace unos años y que por atracción del destino me desembarcó en la capital alemana donde resido actualmente.
Una ciudad donde extranjeros y residentes convergen, son felices, amables, el sol brilla cada día y encuentras Cruzcampo en cada una de las terrazas que permanecen abiertas unas 27 horas al día. Pues no, esta no es la realidad. Berlín mola sí, quizás una de las ciudades más cosmopolitas del mundo y con más vida nocturna y actividades culturales que ninguna, pero el sol no existe, y la Cruzcampo ni las terracitas de verano tampoco. Será que el verano no existe, ¿no?
A viajar, viajar,viajar como Cruzcampoman
Por ello he decido poner punto y aparte a Berlín, sin dejarla, pero compartiendo mi corazón con otras ciudades del mundo puntualmente. A día de hoy ha sido un año plagado de destinos, de colores, olores, mareas humanas y mucha mucha felicidad. Acompañado siempre por mi botellín de Cruzcampo en brazo, mi súper mochila, gafas y sombrero: ‘vamo a viajá un poquito quillo’.
Grecia, Turquía, España, Portugal, algunos de los lugares ya visitados y donde he podido apreciar la calidad humana y no tan humana, de sus gentes y ver las diferentes tonalidades culturales que convergen en sus urbes. Una experiencia ‘muy guapa’.
En este blog pretendo contar todas estas experiencias, que podáis ver que todo es posible en esta vida, que conozcáis mundo de mi mano y, por qué no, bebernos una Cruzcampo bien ‘invisible’.
Un blog dedicado al turismo y a mi cerveza Cruzcampo, con el que quiero conseguir que se convierta en una realidad todos aquellos sueños y lugares que deseo visitar y donde me gustaría encontrar una Cruzcampo real en cada uno de ellos.
Para ello necesito vuestro apoyo, vuestros comentarios, vuestros likes, seguidas, etc etc. Para que Cruzcampo pueda aprovecharse de mis facultades orientativas, olfativas y todos los demás sentidos de los que ya ni me acuerdo.
OBJETIVO: Quiero viajar y viajar, cumplir mi sueño y que sea Cruzcampo la encargada de esponsorizar o patrocinar mi viaje alrededor del mundo. Un brazo tatuado con la esencia de Sevilla, un botellín real y yo. ¿Podría funcionar? ¡Sí!
Así que, turistas cerveceros, hagamos de este sueño una realidad. ¡Muchas gracias a todos de antemano y un ‘prost’ por vosotros!